martes, 9 de junio de 2009

A su servicio


Coche nuevo, domiciliación nueva: el impuesto de circulación.

Me llega el papelito para pagar el impuesto en mano por ser la primera vez. Junto con él un folleto-tríptico explicativo de lo fácil y cómodo que es y será realizar el trámite, por todas las posibilidades que tengo y el plazo enorme que tengo para realizarlo. Me pilla de buen humor y me leo el folleto de marras.

Opción uno del tríptico: Pago por internet. Sólo encontrar en enlace correcto en la web de munimadrid es como un dolor de muelas complicado con una operación de apendicitis. Pero lo busco, lo encuentro, relleno los primeros datos... error java, castañazo y reinicio. Pasa varias veces dos días.

Opto por la solución dos: Se paga en mano en una ventanilla bancaria, rellenando la casilla con la cuenta de la domiciliación para que se aplique sobre ella el pago a partir del año que viene.

Acudo a una sucursal de Caja Madrid, pegando a mi trabajo, en lunes a las 8:30. Me dicen que sólo pasan recibos martes y jueves de 9 a 10:30, y me explican las ventajas de domiciliar. Les comento que es la primera vez y que se domiciliará a partir de esta. Ni por esas.

Junto a ella, una sucursal de BBVA. Entro. Me cojen el dinero, y al rellenar la cuenta de futura domiciliación (indicándome que al no ser de su entidad no me garantizan que vaya a ir todo bien y que debo responsabilizarme yo misma de estar pendiente el año que viene) me dicen que el número de cuenta que les doy no es correcto. Me tengo que marchar. Compruebo el número y no me he confundido, está bien. Me indigno. Mi cuenta es de ING, no puedo hacerlo en una sucursal de mi banco, y por lo que parece en el BBVA me castigan por ello.

La razón por la que había decidido hacerlo en ventanilla es porque trabajo en plena Castellana y hay miles de sucursales por metro cuadrado. Bajo una vez más, en horario laboral, a la jungla de los bancos.

Entro en el Santander. Cartelito también de "recibos en martes y jueves", pero el cajero muy amable ha visto mi resguardo y me dice que un impuesto no es un recibo y que me lo tramita. Cuando ya me ha pedido el dinero, ve que la cuenta de futura domiciliación no es del Santander y me dice que puede hacerme el ingreso, pero no la domiciliación. "Sólo estamos autorizados contra cuentas de nuestro propio banco". Me voy sin pagarlo.

La indignación se transforma en un enfado monumental.

Sucursal del BBK. Me dicen que no están entre las entidades que pueden cobrar el impuesto, que mire el recibo, que lo sienten. Miro al dorso y efectivamente no están. De lo cual deduzco que no es sólo a ING a los que los bancos con poderes hacen la puñeta con su política, es a cualquier banco que no esté en el Club Exclusivo de la Lista de Seis Líneas al Dorso. Monopolio, abuso de poder, control sobre la libre competencia, se me ocurren muchas formas de llamarlo.

El enfado monumental se transforma en deseos reales de comprar un bidón de gasolina y un mechero.

Se han acabado las sucursales de la manzana, no está mal, ¿eh? cruzo la calle y otra del BBVA. A ver si la pava de la primera se ha confundido al teclear o algo.

Entro y el cajero me pasa el recibo, me pide el dinero, me sella el recibo, se queda su mitad y me dice "ya está".

Le digo: Me vendrá domiciliado el año que viene, ¿verdad? Me mira con cara de asombro y me dice: Sí, claro. En el recibo has escrito un número de cuenta, ellos lo reciben, comprueban el ingreso desde nuestra entidad, y a partir de ahí ellos lo gestionan. Yo no tengo ni casilla donde rellenarlo, yo sólo hago el pago.

¡¡¡!!!

Este año está pagado. Por supuesto tendré que estar pendiente de este fácil y cómodo trámite con varios modos adaptados a sus posibilidades de realizarlo un año entero, y si no es así pagarlo en mano en la entidad oficial, una en todo Madrid. Eso sí, si no ha ido bien iré con el bidón de gasolina. De hecho voy a comprarlo ahora, que está subiendo, quién sabe cómo estará el petróleo al año que viene.

1 comentario:

  1. Verdaderament Milady, si se queja es porque quiere.
    Al menos no le han amenazado con cortarle el agua dos veces como a mí. La primera, porque aparentemente mi número de cuenta estaba mal escrito (pero bien que me cobraron recibos de otros meses).
    La segunda porque se volvieron a equivocar ellos y no supieron hacer un cobro por ordenador.
    Así que terminé pagando en metálico, como si estuviésemos en el XIX.

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