Aserejé

Para celebrar San Juan podría hablar de la canción de Serrat al tema pues tiene un precioso ejemplo de censura sutil que da para un artículo y medio, pero como yo no nací en el Mediterráneo nunca he celebrado San Juan y la noche más corta fue el sábado, no hoy, obviamente. Así que lo que me inspira este artículo es el verano que comienza, y por tanto en vez de sobre "Fiesta" hablaré sobre otras obras maestras.

Antes había siempre una canción del verano. No hablo de la prehistoria cuando triunfaban "Un rayo de sol" o "El turista 1.999.999", temazos ambos que me encantan. Sin irnos tan atrás, cuando yo era pequeña todos los veranos había una canción que pegaba fuerte. Se hacían concursos en la radio sobre cuál era pero más que nada por figurar, porque la cosa solía estar muy clara. Cada verano un tema conseguía meterse en nuestra cabeza, que nos levantásemos por la mañana canturreándolo. Sonaba en todas partes pero a nadie le parecía repetitivo. Simplemente era el emblema de ese verano. Yo recuerdo saltar en un castillo hinchable escuchando a Georgie Dann y sin entender qué era lo que tenía el negro, pero seguro que gente más mayor lo recuerda en el chiringuito o en la radio del trabajo con la ventana abierta para que hiciera corriente. También recuerdo el primer baile teledirigido que aprendí, pajaritos por aquí, pajaritos por allí. Por cierto que lo que se suponía que tenía el negro no lo he entendido hasta años después. Que era mucho calor, claro, que para eso es verano.

Era algo espontáneo, divertido y que surgía de forma natural, cantantes del verano, canciones del verano que no iban más allá ni en éxito, ni en perspectivas ni en pretensiones. Eran temas para lo que eran y eran buenos temas en su ámbito.

Creo que la última canción del verano pura ha sido el Aserejé, o lo que es lo mismo la Mejor Canción Jamás Escrita. Es pegadiza, tiene ritmo, tiene la capacidad de hacerme bailar ¡a mí! cada vez que suena, sin pudor. Ha causado multitud de interpretaciones y debates sobre su significado, atribuyéndole incluso uno satánico, a pesar de que su origen es muy cierto y claro nada más empezar a escuchar el original: La canción que pone a cien a Diego, el primer rap de la historia, de 1979 nada menos, demuestra que el Aserejé es una canción inteligente y de denuncia social sobre el conocimiento del inglés en España. En fin, las Ketchup lograron un pelotazo con todas las de la ley.

A partir de ahí muchos veranos podríamos hacer debate de cuál fue la canción esa temporada, lo cual demuestra que no hubo una. Es condición indispensable para que una canción pueda considerarse de ese rango que sea indiscutible. Algunos dicen que es porque no está de moda, porque con la globalización ya es el pasado y queda en algo hortera. Pero creo que no es verdad. La culpa ha sido de que poco a poco se empezó a ver el negocio y se empezaron a tratar de teledirigir los éxitos. Y eso ha causado la muerte de la canción del verano tal y como estaba concebida, pero no del concepto pues este es inmortal por necesario. Por eso seguimos teniendo ese tema que se nos pega y todos conocemos. Si no ahí está la prueba: A pesar de que ese año salieron varios candidatos en cd sin duda la canción de 2003 fueron las gambas y los chopitos del vendedor del cupón. O sin ir más lejos, este año. Ya pueden venir los lobos de las discográficas a vender la canción del no chiringuito o a decirnos que con la enorme cultura musical que tenemos ahora la canción del verano debe ser un elevado tema de, pongamos, Alejandro Sanz, que la canción de este verano, la más oída, la más cantada, es sin duda de Beyoncé.

Hace calorcito, Pacó, y mientras pienso, Pacó, en tomar algo fresquito, Pacó, en mi cabeza, resuena, Pacó, Pacopacopacó.