lunes, 29 de marzo de 2010

Preguntas impertinentes


El otro día me hicieron una pregunta impertinente. Va un tío desconocido y me suelta así, a bocajarro, ¿tienes pareja estable? Ante mi respuesta afirmativa, el gachó, que debía mantener esperanzas de pillarme, me dice, ¿y mantienes relaciones fuera de ella? Si es que hay algunos que no se cortan ni un pelo.

En realidad la pregunta que cuento era muy pertinente. Me lo preguntaron en Sol, en el bus de la Comunidad de Madrid, para comprobar que era una donante de sangre válida. Pero el símil de la discoteca no deja de ser acertado, porque si bien la cuestión es muy necesaria lo que pasa es que está mal formulada. Si el ligón de barra te va a preguntar a continuación si estás dispuesta a pasar la noche con él, ¿para qué te preguntan primero si tienes novio? Es absurdo, que pase directamente a la fase dos. En las donaciones viene a ser lo mismo. Lo correcto es preguntar directamente ¿Mantienes relaciones sexuales con riesgo de transmisión de enfermedades?. Y si quieren luego especificar cómo se corre ese riesgo para los no iniciados, perfecto.

Preguntando del modo en que lo hacen tienen la posibilidad de una persona con marido seropositivo donando sangre, por ejemplo, porque las únicas relaciones que mantiene son en el seno del matrimonio. O una Samantha Jones perfectamente cuidadosa y consciente siendo censurada por su vida sexual. Es decir, que lo que se pretende evitar (donaciones con riesgo) no se consigue, y además por culpa de cogérsela con papel de fumar pueden estar metiéndose más en la vida privada de las personas que si verdaderamente se dejaran de circunloquios.

Total, que pasé el cuestionario e hice mi donación como donante válida, y ahí dejé mis 500 ml de A+. Están esperando las vuestras, que lo sepáis, que hace mucha falta y no cuesta nada. Así que no sé a qué esperáis.


PD: Si no sabes quién es Samantha Jones busca en la wikipedia, esa fuente de sabiduría. Tanto preguntar, leche. Cualquier día me voy a encontrar con que alguien me pregunta si tengo un vibrador o algo. Lo dicho, hay algunos que no se cortan ni un pelo.

jueves, 11 de marzo de 2010

Un día


Hoy hace seis años a las 8 menos veinte salía mi tren para mi trabajo, como todos los días.

A las 8 menos cuarto seguía parado en la estación de Pirámides, algo muy extraño. Subieron varios guardias de seguiridad que empezaron a inspeccionar todos los rincones. Preguntamos si había pasado algo. La respuesta fue que había habido una bomba en Atocha. Entonces nadie imaginó lo que fue ni lo que sería.

A las 8 menos diez desalojaron el tren en la estación de Pirámides. Aún era pronto para que hubiera caos. Salí y cogí un taxi. Desde él llamé a casa para tranquilizar a mi marido antes aún de que se hubiese puesto nervioso. Menos mal que lo hice, 15 minutos después ya no hubo cobertura durante horas.

Llegué a mi trabajo en Mendez Álvaro a las 8 de la mañana. Desde el ventanal se veía el tren destrozado. Había estado tan sólo un tren detrás, pero sólo en ese momento medí la magnitud de lo ocurrido.

2 días después estuve dos horas en la calle bajo la lluvia. Aún no se había contaminado nada, y éramos más de un millón, sin discrepancia de cifras por una vez, calándonos en silencio.


11 de Marzo de 2004. Queda el recuerdo de un día que no olvidaré fácilmente.

domingo, 7 de marzo de 2010

Primeros pasos

Mi generación, como en otras tantas cosas, ha nadado entre dos aguas en lo tocante a la modernidad.

Mis padres vivieron en una España atrasada respecto a sus vecinos y mi hijo vive en un país que, con todos sus defectos, puede considerarse modernizado.

Respecto a los ordenadores, no recuerdo que mi padre tocara ninguno. Mi madre dirá que ella tampoco pero se desenvuelve con su DS que (no se lo digo para que no se asuste) es un pequeño ordenador.

Mi hijo, no sé muy bien cómo, aprendió de forma natural lo que es un icono, a mover el ratón, a seleccionar, a buscar en Google sus vídeos y webs favoritas.

Mi iniciación con la informática comenzó con es Spectrum, continuó con mi primer PC de monitor verde y ha pasado por el MS-DOS, el Windows 31, 95, 98, XP y Vista.

He aprendido a hacer documentos sencillos, preparar exámenes y apuntes.

Programo con cierta fluidez pequeñas tonterías en un anticuado Visual Basic que es el superviviente de otros lenguajes de programación que usé en su día.

Hace unas semanas usé por primera vez una pizarra digital y, para mi sorpresa, el pequeño y cutre ejemplo que puse a mis compañeros de un trabajo fue recibido con agrado. De donde deduje que a mi generación todavía le queda mucho camino que recorrer en esto de la informática.

No debí extrañarme: hace unos quince años impartí un curso de informática a mis colegas y a algunos les costaba adaptarse a la última innovación informática: el ratón.

Pues bien, hoy me he sentido un poco como todos ellos cuando he hecho, en colaboración con mi hijo, mis primeros pinitos con el photoshop.

En realidad la idea no fue mía, pues sé que para ciertas cosas me falta el talento y la habilidad, sino de mi vástago que se había encaprichado de hacer un pez con cabeza de conejo o algo similar.

El resultado de una hora de esfuerzo y aprendizaje es la ilustración del artículo. Un gorrión con cabeza de avestruz, ojo de halcón y cresta de ninfa.

Por supuesto, el resultado es bastante malo. Me molesta especialmente un par de cosas que podían haberse mejorado con cierta facilidad pero la paciencia no es una virtud infantil y mi hijo dio por bueno lo que, a todas luces, es feo con avaricia.

No obstante, pese al paupérrimo resultado, lo cierto es que he aprendido y creo haber avanzado lo suficiente para que la próxima vez el resultado sea mejor.

Próximamente haremos centauros, fotos de los parientes transformados en gallinas o jirafas y semejante colección de horrores que, lo sé, es un pasatiempo infantil pero que nos tendrá entretenidos y nos divertirá.

En cualquier caso, como siempre se dice, los defectos de la fotografía son únicamente responsabilidad de los autores mientras que el mérito corresponde en gran medida a una profesora on line que nos ayudó y animó.

Gracias, Milady.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Emperadores Hispanos



Ante la pregunta de si sabes si hubo emperadores romanos españoles ¿Qué contestarías? A mí me la hicieron el lunes y contesté que hubo dos: Adriano y Trajano.


No pude puntualizar mucho más porque tenía la boca abierta y un extractor de aire dentro. Así que no pude contar que ambos nacieron en Itálica, junto a la actual Sevilla, es decir, en la Bética. Trajano fue un emperador conquistador, que expandió el Imperio hasta Mesopotamia y murió en el regreso. Adriano, su hijo adoptivo, fue mucho menos militar y más ciudadano. Le conocemos sobre todo porque fue el que ordenó construir el castillo de Sant Angelo junto al Tiber.

Mi respuesta, aunque concisa, fue suficiente para despertar la admiración del público circundante, pues al parecer era una encuesta que llevaban haciendo todo el día y yo era la segunda en dar la respuesta correcta. Además la encuesta iba acompañada de una apuesta y mi respuesta la dejó en enfermera 2 médico 0 (puesto que las dos acertantes éramos españolas y ningún suramericano, como él lo es, había contestado correctamente).

Pero tras esto, el médico me contó que la daban por buena porque esto era poco conocido pero que había un tercer emperador romano español, Teodosio. ¿El último? le pregunté, y entonces me preguntaron que si había estudiado Historia por tener un poco de cultura general. Pues sí, efectivamente resulta que el último emperador del Imperio Romano unido, el que lo separó, nació en Coca, ahora Segovia. No lo sabía. Y ellos tampoco, toda la apuesta venía de que mientras comían habían visto un documental y estaban tan contentos de que hubiese habido emperadores españoles.

No deja de ser curiosa la forma de pensar del ser humano. Creer que cualquiera de esos hombres es español y enorgullecernos de ello es, sencillamente, una tontería. Los tres eran Hispanos, Romanos, Coca no tenía que ver con Itálica más que con Lutecia o que lo que ahora mismo tienen en común Lisboa y Madrid. Las Hispanias ya era provincias romanas tres siglos antes de Trajano, tres provincias al principio y cinco después sin nada en común entre ellas más que la frontera provincial. Si hay que enorgullecerse de emperadores españoles, tenemos que irnos a los principios de España como tal, y hablar de Carlos I que se las puso por corbata al Papa en Roma encerrándole precisamente en Sant Angelo, aunque ese castillo no tuviera ya mucho que ver con el de Adriano. O de Felipe II con su par de ... narices de que nadie se le pusiera por delante por más leyendas negras que quisieran colgarle por pura envidia. No se lo diré. No hay confianza para meterse en berenjenales.

En cualquier caso, como lo de Teodosio no me convencía y yo soy de las que quieren ver las cosas por si misma, lo que sí tengo que decirles el viernes es que resulta que igual se durmieron la siesta al final del documental puesto que hubo un cuarto emperador hispano. Marco Aurelio nació al parecer en Ucubi, es decir, en Córdoba. Así que podemos decir, si seguimos con la ilógica histórica, que los andaluces ganan 3 a 1 a los castellanos en número de emperadores. Marco Aurelio es el padre de Cómodo y le conocemos idealizadísimo gracias a una película de Russell Crowe (el resto de la película "casualmente" se me ha olvidado). Su nacimiento en Córdoba es de documentación incierta, pero cuando vaya al doctor a contarle que se pasó de listo eso no se lo diré. Que vale, será majo, pero es dentista. En cuanto a la enfermera tampoco se lo diré. Porque es maja, española y no es dentista, pero cuenta unos chistes muy cochinos que escandalizarían a cualquier señora de bien.