martes, 23 de junio de 2009

Cebolleta


Los tres grandes historietistas de mi infancia (y de alguna generación anterior) fueron Ibáñez, Escobar y Vázquez.

Ibáñez, el único superviviente, es el creador del bet-seller Mortadelo y Filemón aunque yo siempre prefiriese al Botones Sacarino a Pepe Gotera y Otilio o a Rompetechos.
A diferencia de los otros dibujantes, su humor no se basa tanto en el argumento y en el chiste final como en el gag continuado, remontándose a los efectos cómicos del slapstick y del cine mudo. Mención aparte merece ese tour de forcé que es la Rue del Percebe 13, donde cada inquilino de la famosa propiedad tiene su propia viñeta.

En mi infancia, la mayoría de los que no preferían a Mortadelo y Filemón, preferían a Zipi y Zape. Su creador, Escobar, ideó, dentro de lo que la censura permitía, una de las figuras más descarnadas del tebeo: Carpanta, el eterno hambriento siempre a la búsqueda de un pollo que comer.

Vázquez, el tercero en discordia, no era tan popular. Sin embargo las hermanas Gilda o Anacleto, agente secreto ayudaron a amenizar nuestras tardes.
Otra de sus creaciones fue la Familia Cebolleta: era una familia de clase media con un padre trabajador, una madre ama de casa, hijos, un perro pensante y el abuelo.
El abuelo Cebolleta, próximo a la senilidad, machacaba continuamente a quien se le pusiera por delante contándole batallitas. La frase “estás como el abuelo Cebolleta” no era rara de oír cuando alguien se ponía pesado y repetitivo sobre algún tema.

Pues bien, el martes 5 de mayo Milady publicó en este blog su artículo llamado Noemí.
Un servidor hizo el oportuno comentario.

Ayer, 22 de junio, mi artículo volvía machaconamente sobre lo mismo. No es lo peor que repitiera argumentos sino que me negara a creer que lo había hecho. No es lo peor plagiarse a uno mismo (al fin y al cabo los grandes suelen hacerlo) sino olvidar mi comentario y, creyéndome inspirado por las musas, volver a decir lo mismo como si fuera la primera vez.

Hay quien cuando despierta encuentra que el dinosaurio todavía está ahí; otros lo hacen convertidos en un escarabajo. Yo, que por la noche soñé que era un espía como James Bond, me desperté convertido en el abuelo Cebolleta.

2 comentarios:

  1. Ay, que me troncho. La cosa es que el otro podría ser un desarrollo de una idea previa, es decir, como mucho algo repetitivo. Y será que se te olvidó tu comentario al mío porque como se acerca tu cumpleaños, pues el alzehimer a ciertas edades ya se sabe que aprieta.

    Pero este... Este te ha quedado de abuelo cebolleta total. Darling. Ja.

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  2. Y eso que no he hablado de los tebeos de Roberto Alcázar y Pedrín (que compraba y me gustaban bastante) y de El capitán Trueno (que me gustaba menos porque se continuaban).
    Ainssss.....

    Ni de Petra criada para todo,
    Carioco,
    Toby,
    la familia Ulises,
    doña Urraca,
    Sir Tim O'Theo,
    Gordito Relleno,
    el profesor Franz de Copenhague...

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