jueves, 21 de mayo de 2009

Eurovisión


Era un acontecimiento anual de obligado cumplimiento en época de mis padres. Una forma de sentirse europeos, internacionales, en un momento de aislamiento político. Supongo que para el gobierno de Franco también valía como propaganda internacional, y tanto Massiel como el Real Madrid ayudaron mucho en ese aspecto.

Poco a poco su importancia social fue bajando, la de este y la de otros concursos de canción. Cuando yo era niña de todos modos seguía siendo una cita ineludible. Aquellos jurados populares en los que se juntaba una peluquera y un escritor erudito, que nos contaban antes del programa las posibilidades que teníamos y se lamentaban tras él de cómo no nos habían entendido. Aquellas canciones pegadizas que todo el mundo conocía. Cómo cada país cantaba en su lengua, con su estilo. Los comentarios de Uribarri sobre cómo Grecia nos había dado tan pocos puntos a pesar de que la reina es de allí.

Yo ahora mismo sólo conozco diez números en francés, del 1 al 8, el 10 y el 12. Y tengo recopiladas todas las canciones que han ganado Eurovisión hasta el año pasado, así como las representantes españolas. Es decir, que el concepto, la forma y el fondo me gustan mucho y se puede decir que soy eurovisiva.

Dicho esto, Eurovisión ahora mismo está totalmente devaluado. La desaparición del jurado hace posible la trampa de la cobertura sms, lo que provoca que no todos los participantes estén en igualdad de condiciones. Aparte están los ya descubiertos y reconocidos chanchullos en los votos "no libres" entre países afines para buscar su promoción. Es comprensible que, como lo fue para España una vez, para muchos países sea ahora su puerta al exterior, pero esto hace que el concurso se devalúe como tal.

Musicalmente, ya no es más que un conjunto de canciones todas parecidas, todas en inglés. Se ha globalizado, y ahora se busca más la diferencia para llamar la atención de ese votante del dedo pulgar: Frikis, stritís de mozas conocidas, lo que sea. La promoción del cantante o el interés de la canción ya no prima, y por tanto la esencia de todo concurso musical se pierde.

Este año RTVE ha sido multada por no retrasmitir la semifinal, a lo que tiene obligación por el hecho de participar. No lo restransmitió porque tenía otro evento que iba a darle mucha más audiencia. En España, Eurovisión ha dejado de interesar, probablemente por todo lo antes expuesto. Esto es un hecho. Tiene años de subida gracias a éxitos previos de promoción puntuales: El inesperado boom del concurso de elección de concursante o de la decisión interesada de otra cadena en ridiculizarlo. Pero son picos aislados.

Eurovisión nos cuesta dinero, no nos interesa y además no participamos en igualdad de oportunidades. Es una decisión dolorosa por tradición, pero creo que ha llegado el momento de dejar el concurso. No seríamos los primeros.

5 comentarios:

  1. 100% de acuerdo. Desde que tengo memoria, el año que más contento he estado con nuestro representante en eurovision fue el del chiki chiki. No por nada, si no por que creo que nos representaba mucho más (las ganas de cachondeo) que una moza cantando dios sabe que canción en inglés.
    Todavía estoy esperando que enviemos a un grupo flamenco a participar (dicho esto sin ningún tipo de ironía)

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  2. Estoy de acuerdo en que, llegados a este punto, deberíamos de dejar de participar, como Italia. Porque a la gente ya no le hace ilusión y no se siente identificada con la canción que nos representa. Ya nadie grita en casa de emoción como cuando Sergio Dalma guiñó a la cámara en medio de su actuación.
    Pero tengo que puntualizar algunas inexactitudes en el artículo de Milady:
    -Este año el sistema de votación ha cambiado; los resultados han sido el compendio de un jurado y de los votos del público (el público era un miembro más del jurado en este caso) Y creo que esto ha hecho que ganara Noruega, al parecer favorita, y no un país del este. Noruega tiene muchos países afines para que le voten solo por eso, pero no suficientes como para ganar solo con esos votos.
    -Este año no ha habido canciones frikis. Alguna podía parecer un poco cutre a ojos de un español, o los trajes o los bailes. Pero no ha habido frikis. El año pasado Francia fue uno de los más frikis de todos y este año han llevado a una representante reputada y famosa con varios galardones a sus espaldas con una típica balada francesa.
    -Por último decir que TVE sí que retransmitió la final pero un poco retardada, como los Goya y los Oscar :D, lo malo es que los votos no llegaban a tiempo, claro. Si no lo hubieran retransmitido nos habrían descalificado sin cantar ni nada.
    Ni qué decir tiene que prefiero ver una semifinal de Nadal que la semifinal de Eurovisión...

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  3. Sí, por lo del sistema de votación nuevo es por lo que he puesto que influía tanto el sms como el criterio de interés político. Y efectivamente, a lo que me refería que no habían retrasmitido era la semifinal, y es lo que ha costado la multa.

    Por cierto, que lo de Nadal eran unos cuartos de final :P

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  4. No era la semifinal del sábado? Y por eso pusieron más tarde la segunda semifinal de Eurovisión?

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  5. Durante esta semana, ese festival de Eurovisión que aparentemente no interesa a mucha gente ha sido noticia en los periódicos porque:
    a) Su audiencia en España ha sido estimable aunque por debajo del Chiki-chiki.
    b) La no retransmisión de la semifinal por culpa de un partido de tenis.
    c) El mal perder de Soraya que echa la culpa a lo anterior de que los lituanos no le hayan votado (¡¡¡¡!!!!)
    d) Si el sistema de voto no hubiese sido mixto, Soraya se hubiese quedado la última.
    e) Uribarri que se queja del actual comentarista. Por supuesto, según él, lo hubiese hecho mejor. Y posiblemente sería verdad.
    f) La propuesta de los eurofans de retirarnos del festival durante un año.

    La verdad es que para estar muerto, este festival mueve muchos titulares.

    Servidor lleva una semana devanándose los sesos intentando encontrar un sistema de votación en el que ciertas zonas geográficas no se vean demasiado favorecidas respecto a otras porque sus numerosos vecinos lo apoyan.
    Todos esos sistemas, lógicamente, son complicados y en apariencia inaplicables. Pero ya sabéis que a los matemáticos lo práctico a veces nos interesa poco.

    El más sencillo sería una votación a la inversa: primero se vota la peor canción, luego la siguiente peor , etcétera, etcétera. Este sistema dista de ser perfecto pero creo que mejoraría los resultados actuales porque la criba de peores canciones me parece más honesta que la selección de las mejores.

    Mi sistema favorito es otro en el que para cada país los demás países eligen por votación cinco países que no pueden votarle.
    Así, por ejemplo, lo normal es que casi toda Europa decidiera que a Lituania, además de la propia Lituania, no pudiese votarle ni Estonia, ni Letonia, ni Ucrania, ni Rusia.

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