viernes, 5 de febrero de 2010

Con problemas escribo mejor



Siempre he opinado que la edad ideal del ser humano está entre los 3 y los 5 años. En esa época no tienes problemas, tus preocupaciones se resuelven llamando a mamá, todo el mundo te quiere y te mima. No hay hipotecas ni responsabilidad hacia otros. Si pudiera elegir, elegiría volver a esa edad y quedarme ahí hasta morir.

Pero me he dado cuenta hoy, de repente, que mi argumento falla y está lleno de falsedades.

El otro día fue al teatro, "La función por hacer", una maravilla que espero repongan pues ya no está en cartel. Se trata de una adaptación de "Seis personajes en busca de autor". No me extenderé en lo precioso de la minimalista puesta en escena y en lo bien que se comprende cómo trabaja y qué enorme mérito tiene un actor teatral viéndolo a menos de un metro de distancia, aunque desde luego merecería que me extendiese.

En un momento dado, uno de los personajes (y en esta obra el personaje es literalmente un personaje) le pregunta a uno de los actores (que también lo es de modo literal) que si puede explicar quién es. El actor afirma que por supuesto y comienza: Soy un actor, empecé muy joven, poco a poco me fueron dando papeles más importantes, ahora tengo un cierto renombre...

En este punto el personaje le para y le pregunta qué opina de los sentimientos que tenía hace 10 años, si sus problemas le preocupan del mismo modo, si el amor que sentía entonces sigue sintiéndolo y lo nota real. El actor le dice que las personas evolucionan. Y el personaje le comenta que, precisamente por eso, su vida no es real, pues al cambiar, cambia de realidad. Mientras que un personaje de teatro siempre vive en la misma realidad, y por tanto es más real que el actor que lo encarna.

Y por esta escena me he dado cuenta de que un niño de cuatro años siente, en el momento en el que se le cae al suelo el helado y ve que no va a poder comerlo, el mismo dolor y desamparo que yo cuando se me cae la estabilidad laboral. Que el hecho de que el padre vaya a consolarlo no le alivia a él la pena más que lo que me lo puede aliviar a mí el pensar que si acaba un proyecto puede empezar otro. Y que si su realidad es tan válida como la mía, también lo es su preocupación.

Así que creo que a partir de ahora mis deseos van a ser diferentes. Cuando me pregunten cuál es la edad ideal para mí, diré que los 5 años pero habiendo vivido ya los 30. Y sabré que probablemente con 80 pueda cambiar mi percepción. Aunque con 80 aún tenga que estar en el trabajo, o lo que quede de él, con el bastón y el reuma, deseando que no me saquen sin premeditación y con alevosía.

4 comentarios:

  1. Lo mejor sería poder vivir siempre esa época en la que fuiste taaan feliz...

    ResponderEliminar
  2. ¡Ah!
    Y en el fondo terminamos sufriendo por lo mismo.
    Conozco un treintañero al que se le cayó este verano el helado en la playa. Sus ojos me miraron como lo habrían hecho los de un niño de 5 años.
    Y el recuerdo del helado perdido le persiguió toda la tarde.
    Sospecho que si hoy se lo recuerdo aún le dolerá...

    ResponderEliminar
  3. Elena, como escribe Sabina, "Nunca vuelvas al lugar donde fuiste feliz".

    ResponderEliminar
  4. Pero él se refiere a no volver allí porque la segunda vez no serás tan feliz y te decepcionarás.
    Yo me refiero, igual que tú decías lo de vivir siempre teniendo 3 años, a vivir siempre en la época que más feliz hayas sido. Independientemente de la edad.

    ResponderEliminar

________________________________________________________
¿Qué opinas sobre el artículo de hoy?