miércoles, 17 de febrero de 2010

Chaqueteros


La mayoría de las personas cuando debatimos tratamos, de alguna manera, de convencer al contrario. Y, paradójicamente, si conseguimos que esa persona abrace nuestras ideas lo solemos tildar de chaquetero.

Esta reflexión me vino a la cabeza cuando paseando vi en una librería uno de esos libros que tanto proliferan últimamente. Debe ser que la izquierda lee menos, que sus argumentos son más sutiles o que ya tiene convencidos a los suyos pero lo cierto es que la mayoría de los libros que veo de ese estilo son claramente de derechas.

Básicamente se trata de deconstruir (o reconstruir el pasado con hermosos maquillajes) para dar una visión, sesgada hasta en el título, de sus ideas.

El libro en cuestión que me llamó la atención se llama algo así como “Chaqueteros de izquierda”. No recuerdo el autor pero no lo duden: lo encontrarán cerca del algún libro de Pío Mora o César Vidal.

En España (¿sólo en España?) tenemos la malísima costumbre de llamar chaqueteros a aquellas personas que cambian de ideas (generalmente políticas) en el transcurso de su vida. Y solemos confundir chaquetero por converso.

El converso abraza su nueva idea con entusiasmo después de caer en el error de sus antiguas creencias. Pierden la cabeza, algunos literalmente como Saulo, por difundir su nueva creencia y, en principio, no buscan medrar por ello.

El chaquetero, por definición, cambia de idea como de camisa buscando el sol que más calienta. En realidad no es que cambie de idea, es que nunca la ha tenido salvo la de medrar en lo personal.

Los que confunden al chaquetero con el converso, es decir, casi todos los españoles, consideran que las personas nacemos con unas ideas de las que ya no podemos ni criticar, ni enmendar ni cambiar.

Pasarán las modas de los peinados, de las costumbres sexuales, los gobiernos, pasaremos del 600 al coche eléctrico, del pregonero a Internet pero si Fulanito en su tierna adolescencia se declaró marxista leninista o falangista o liberal si al cabo de veinte años decide declararse socialdemócrata , o viceversa, no duden que alguien lo tildará de chaquetero.

Preferible es que hubiese seguido defendiendo a Stalin, a Franco o a Torquemada que moderarse un poquito o radicalizarse en el otro extremo.

Se nos llena la boca de la palabra consenso pero que un gobierno de la izquierda pálida le de un cargo a un exmilitante de la izquierda radical. Pobrecito de él.

Que un señor que en la mocedad defendiera la falange llegue a presidente de gobierno de un partido que se dice de centro, ¡la que le va a caer encima!

Por supuesto la crítica le vendrá de ambos lados: del de sus antiguos compañeros de ideas de lo que ahora las comparten. Los primeros le llamarán traidor. Los segundos le llamarán trepa o advenedizo.

Bien es cierto que muchos de esos cambios ideológicos en lo político suele ir acompañado con cierta mejora en cuanto a cargo o presencia social. Pero, independientemente de propósitos espurio de algunos de los conversos, lo cierto es que esa circunstancia se debe a algo muy lógico: habitualmente los cambios de ideas se traducen en una moderación y son los partidos moderados los que tienen más poder que repartir entre los suyos.

¿Conseguirán estas reflexiones hacerme cambiar de opinión sobre mi intransigencia anterior hacia esas personas? Sinceramente, lo dudo: yo no soy un chaquetero.


1 comentario:

  1. El artículo comienza con una falsedad debida a una percepción erronea, y creo que ese comienzo lo contamina completamente, pues deja de hablar de generalidades para pasar a hablar de personas concretas.

    Te cito literalmente. Dices "la mayoría de los libros que veo de ese estilo son claramente de derechas". Dices veo, luego es una percepción.

    Si buscamos en la lista de libros más vendidos en España en 2009, entre los 25 primeros no hay ningún ensayo político. Y en este caso leídos es vendidos pues no hay otro modo de medir. Ninguno de ideología política. Ningún autor de ese estilo tampoco.

    Desgraciadamente, no soy capaz de encontrar una lista de ensayos más leídos o similar. Así que tengo que tirar de editados en 2009 y vendidos en la casa del libro y en el FNAC, que me parece una librería buena para el estudio, pues no es marginal ni vende para minorías y además nos deja hacer búsquedas por internet.

    http://www.casadellibro.com/libros-mas-vendidos-en-casadellibrocom/15?gclid=cjqkuloq-z8cfveezaodz2ogbg

    Ninguno entre los destacados, ni entre las sugerencias.

    Sí es cierto que en las librerías destacan esos libros de actualidad más de lo que parece en la web. En cualquier caso el hecho de que te llamen la atención ya es de por sí indicativo.

    Vamos a la sección de política. Ahí tenemos a tus camaleones:

    http://www.casadellibro.com/libreria-politica/31141

    Junto a él veo:

    LA DOCTRINA DEL SHOCK: EL AUGE DEL CAPITALISMO DEL DESASTRE
    Una monarquía protegida por la censura
    Esperanza Aguirre. La lideresa
    Jo no soc Espanyol
    De Aznar a ZP
    Euskadi. Crónica de una desesperanza
    Defensa del decrecimiento
    Historia de un secuestro (Carmen Cordon Muro)
    Cuarta trama. Verdades y mentiras
    Crónica de La Independencia(en catalán)
    Memorias de Euskadi (María Antonia Iglesias)
    Adiós Cataluña (Albert Boadella)
    Neoliberales, neoconservadores, aznarianos. Ensayos sobre el pensamiento de la derecha lenguaraz.
    Al rojo vivo. Un diálogo sobre la izquierda de hoy (Almudena Grandes, Gaspar Llamazares)
    La crispación en España (Santiago Carrillo. Por cierto, editorial Planeta)

    Sólo de la primera página, para no liarnos.

    Que quieres que te diga, veo un poco de todo. Muy variado y de todos los gustos.

    El hecho de que tú prácticamente sólo veas los de una ideología demuestra que, como todo ser humano, sólo ve lo que le llama la atención o le repele. En este caso es lo que repele, como te pasaba con los carteles de Sherlock Holmes, que tú los veías y yo no.

    Yo creo que César Vidal es más famoso, y sobre todo más prolífico (no es un piropo, no puede haber calidad entre tanta cantidad) que otros, pero no es cierto que venda más, como se puede ver. En caso de literatura, ensayo, llámalo como quieras, político, creo que sólo se vende a convencidos no chaqueteros. Es como un mítin. Y como tal, la visión de dichas ventas es sesgada y parcial.

    Y la visión de estas portadas también lo es.

    Partiendo de que crees, equivocadamente, que sólo pontifican de un lado, y criticas sus pontificaciones, el artículo pasa a estar equivocado. Pues esos pontificadores no son moderados ni cambian de postura. Pero la realidad no es esa. La realidad es que los mitineros literarios no son todos iguales. Ni siquiera los que englobas como de derechas lo son: Federico Jimenez Losantos era un anarquista y por tanto sería un chaquetero de tomo y lomo para ese autor que alineas con él.

    ResponderEliminar

________________________________________________________
¿Qué opinas sobre el artículo de hoy?