domingo, 7 de marzo de 2010

Primeros pasos

Mi generación, como en otras tantas cosas, ha nadado entre dos aguas en lo tocante a la modernidad.

Mis padres vivieron en una España atrasada respecto a sus vecinos y mi hijo vive en un país que, con todos sus defectos, puede considerarse modernizado.

Respecto a los ordenadores, no recuerdo que mi padre tocara ninguno. Mi madre dirá que ella tampoco pero se desenvuelve con su DS que (no se lo digo para que no se asuste) es un pequeño ordenador.

Mi hijo, no sé muy bien cómo, aprendió de forma natural lo que es un icono, a mover el ratón, a seleccionar, a buscar en Google sus vídeos y webs favoritas.

Mi iniciación con la informática comenzó con es Spectrum, continuó con mi primer PC de monitor verde y ha pasado por el MS-DOS, el Windows 31, 95, 98, XP y Vista.

He aprendido a hacer documentos sencillos, preparar exámenes y apuntes.

Programo con cierta fluidez pequeñas tonterías en un anticuado Visual Basic que es el superviviente de otros lenguajes de programación que usé en su día.

Hace unas semanas usé por primera vez una pizarra digital y, para mi sorpresa, el pequeño y cutre ejemplo que puse a mis compañeros de un trabajo fue recibido con agrado. De donde deduje que a mi generación todavía le queda mucho camino que recorrer en esto de la informática.

No debí extrañarme: hace unos quince años impartí un curso de informática a mis colegas y a algunos les costaba adaptarse a la última innovación informática: el ratón.

Pues bien, hoy me he sentido un poco como todos ellos cuando he hecho, en colaboración con mi hijo, mis primeros pinitos con el photoshop.

En realidad la idea no fue mía, pues sé que para ciertas cosas me falta el talento y la habilidad, sino de mi vástago que se había encaprichado de hacer un pez con cabeza de conejo o algo similar.

El resultado de una hora de esfuerzo y aprendizaje es la ilustración del artículo. Un gorrión con cabeza de avestruz, ojo de halcón y cresta de ninfa.

Por supuesto, el resultado es bastante malo. Me molesta especialmente un par de cosas que podían haberse mejorado con cierta facilidad pero la paciencia no es una virtud infantil y mi hijo dio por bueno lo que, a todas luces, es feo con avaricia.

No obstante, pese al paupérrimo resultado, lo cierto es que he aprendido y creo haber avanzado lo suficiente para que la próxima vez el resultado sea mejor.

Próximamente haremos centauros, fotos de los parientes transformados en gallinas o jirafas y semejante colección de horrores que, lo sé, es un pasatiempo infantil pero que nos tendrá entretenidos y nos divertirá.

En cualquier caso, como siempre se dice, los defectos de la fotografía son únicamente responsabilidad de los autores mientras que el mérito corresponde en gran medida a una profesora on line que nos ayudó y animó.

Gracias, Milady.

1 comentario:

  1. Según lo dices parece que he estado horas al teléfono, y lo único que hice fue contestar una llamada de 5 minutos.

    En cualquier caso me alegro muchísimo de haber colaborado a semejante... ¿monstruosidad? Ja.

    ResponderEliminar

________________________________________________________
¿Qué opinas sobre el artículo de hoy?