miércoles, 19 de agosto de 2009

Hasta las narices


Parece que este gobierno se plantea por fin la prohibición total de fumar en lugares públicos. Espero que no me suponga otra decepción como cuando prohibió pero no prohibió hacerlo en bares.

Y otra vez los llamados defensores de los derechos de los fumadores empiezan su campaña. Sus ideas retrógradas, su demagogia y, sobre todo, su apestoso humo.

Para empezar, desmontemos su primera mentira. No existe ningún derecho específico de los fumadores. Una persona no tiene derechos ni deberes especiales por ser fumadora como no lo tiene por ser socio del Atleti, lector de novela negra o jardinero vocacional.

Así que el derecho a la libertad que ellos arguyen es la misma libertad que afortunadamente, tenemos todos en España: la de poder hacer lo que nos plazca siempre que no molestemos al vecino. Por ejemplo, atufándole los pulmones con productos cancerígenos.


Cualquier fumador tiene derecho a fumar tranquilamente en su casa hasta que su organismo reviente (y eso ya sería discutible teniendo niños cerca).


Pero, por favor, señor fumador, no me llene de humo y, sobre todo, no me haga creer que molestarme con sus emanaciones tóxicas forma parte de un derecho.

¿Le agradaría que yo interrumpiese su tertulia en su bar favorito con un concierto de trombón?

Yo también ejercería un presunto derecho de contaminación (acústica) de mis vecinos.


Mire, señor fumador: tolerantes somos los que no fumamos, que nos tragamos los efluvios que echa por nariz y boca, que hacemos como si no nos diéramos cuenta de su drogadicción y no le marginamos. Que miramos a otro lado cuando tira las colillas al suelo, cuando olemos su aliento y besamos sus labios.


Y, de remate, los hosteleros que también opinan.

Pobrecitos ellos, a los que la prohibición les va a llevar a la ruina. Lo que sería un caso único en toda Europa donde estando prohibido fumar los bares y restaurantes se siguen llenando.

Esos mismos hosteleros que consiguen que Murcia sea más caro que Berlín. Que sólo a regañadientes, cuando la crisis de verdad, no la del humo del tabaco, ha llegado han tenido que poner menús en sus restaurantes y nos hemos dado cuenta que donde antes cobraban 25 euros ahora se puede comer por la mitad.


Y, según ellos, esta campaña de limpieza de humos se debe a presiones de algunas multinacionales. Supongo que lo que quieren decir es que ellos se ven obligados a dejar de fumar en sus cuchitriles con cáscaras en el suelo porque en los sitios que se llenan no les hace falta dejar pasar a fumadores y por eso lo prohíben totalmente.


Hasta las narices me tienen, hasta las narices.


2 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo. Lo he subido a mi grupo de no fumadores en Facebook: http://www.facebook.com/home.php#/pages/Madrid/Por-el-Derecho-a-No-Fumar/103080104454?ref=ts

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  2. Isabel Gemio siempre me ha caido muy mal, pero tremendamente, especialmente, mal, a pesar de ello hace ya tiempo que me uní a una plataforma que ha creado para que la ley antitabaco aquí se equipare a la del resto de países europeos.

    Es muy cierto que los restaurantes que llenan de forma natural ya son de no fumadores todos; sólo los que creen que pueden tener problemas se revuelven como gato panza arriba. En cualquier caso hay un motivo obvio en cuestión de derechos que no se puede tapar: Los trabajadores de hostelería no tienen derecho a que se cumpla la ley sanitaria en su puesto de trabajo. Eso por si sólo ya implica un cambio.

    Trinidad Jiménez parece que puede echarle... valor y sacarlo para adelante. Ya le ha tocado el marrón de la gripe A nada más empezar así que con peores miuras ha lidiado.

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