lunes, 13 de abril de 2009

Obituario


Ha sucedido siempre, durante el siglo de Oro en España, por ejemplo: Había escritores del pueblo y escritores cultos.

Como dramaturgo del pueblo se puede tomar a Lope de Vega. Escribió más de 300 comedias y la mayoría fueron un éxito en los teatros de la época. Vistas con perspectiva muchas tienen un denominador común y en ellas se adivina la búsqueda del éxito fácil, de aquello que él sabía que triunfaba. Lo que no quita que muchas sean obras maestras.


Podemos escoger como ejemplo de autor culto de la época a Luis de Góngora. Buscó la excelencia, la innovación y adelantarse a su tiempo. Utilizaba palabras muy modernas y extrañas para el 1600, trataba sobre temas elevados que no comprendía el pueblo llano y hoy en día sus sonetos se consideran como unos de los mejores de nuestra literatura.

Góngora despreciaba a Lope de Vega y a Quevedo por considerarlos oportunistas y zafios. La facción de Quevedo despreció a Góngora y los suyos por estirados y creídos. Entre ellos hubo luchas feroces tanto en lo literario como en lo real. Para el pueblo no hubo color, y la Historia reconoce a todos.

En la época actual, probablemente Góngora recibiría subvenciones del Ministerio de Cultura y Lope llenaría los cines. La cuestión es que personalmente no creo que ni las obras de González-Sinde ni las de Santiago Segura pasen a la Historia.

Pero estaba hablando de literatura y no quiero desviarme.


...


Sus novelas se prestaban de mano en mano en las piscinas entre las adolescentes de los años 60, en su pleno derecho de uso de copia privada. Si bien se retiró hace tiempo, su estilo y temática para novelar sigue teniendo éxito, basta ver las ventas de las obras de su alter ego de habla inglesa, Danielle Steel (o si se entiende mejor así, la fuente plagiada por Ana Rosa Quintana). Tampoco creo que pase a la Historia, aunque es posible que sí lo haga su estilo como tipo de novela popular. Y es que sólo un escritor de habla hispana ha vendido más que ella, y es nada menos que Miguel de Cervantes, esto en un país en el que el otro día oí a un joven con el título en enseñanza media decir sin pestañear que sólo había leído un libro en su vida y que no creía que leyese más. Es despreciada por los autores cultos y los lectores guays, pero es probable que, gracias al hábito de coger un libro rosa, más de uno (en este caso probablemente sea más de una) a continuación se haya animado con Ágatha Christie, o luego con el best seller del momento para leerlo en el metro, y le ha ido cogiendo el gustillo y se ha perdido la semifinal del Gran Hermano porque la novela estaba interesante. Y es que al final es importante que la gente lea y descubra otros mundos.


Descanse en Paz, Corín Tellado.

2 comentarios:

  1. Conseguir que niños y adolescentes lean es complicado. Y a veces la misma escuela lo complica más todavía.
    En tiempos pre-Logse había un empeño en que adolescentes se zamparan sin anestesia libros como El Quijote o Bernarda ALba. Afortunádamos éramos si se nos proponían obras más digeribles como Zalacaín el aventurero.
    Ahora, las tornas han cambiado y se les recomienda a los chavales libros como "La mariposa vuela" o cosas semejantes llenas de azúcar y ñoñería.
    Una vez tuve que pactar con la profesora de mi hijo que a cambio de no leerse el libro que le proponía (uno de relatos cortos surrealistas y presuntamente infantiles sin pie ni cabeza que ni yo entendía) él se comprometía a leer tres libros de su propia elección.
    Y ese creo que es el secreto: se debe leer exactamente lo que a uno le apetece. Aunque pasados veinte años creamos que eran memeces o subproductos.

    ResponderEliminar
  2. No podría estar más de acuerdo, así que me he saltado mi promesa de no comentar hasta la última entrada publicada y comento. Un 10 a la entrada

    P.D ¡¡"El Hobbit" a las escuelas ya!!

    ResponderEliminar

________________________________________________________
¿Qué opinas sobre el artículo de hoy?