
Siendo yo una niña muy niña, había (y aún hay) en casa de mis padres una historia de Salamanca en viñetas. Como Aníbal pasó por allí a que repostaran los elefantes en el Tormes la referencia era necesaria. La viñeta que quiero recordar representa el mapa de la Europa Oeste. Anibal montado en un tocho-elefante a la altura de los Alpes amenaza Roma (a esa escala el animal ocupaba de Niza a Milán). Y mientras, un avispado Escipión tomaba impulso con una pértiga apoyada en Córcega y el final del arco del salto marcaba que llegaría aquí rápidamente. El romano decía "mientras estos dan el rodeo yo me planto en la península Ibérica y a partir de ahora los niños hispanos tendrán que estudiar latín en el bachillerato".
Un solo dibujo de apenas 10x10 cm de tamaño fue la primera noticia que tuve de las guerras púnicas en mi vida. Un dibujo realmente bien ideado que resume muy bien el asunto: Dos imperios todopoderosos en la época. Los cartagineses llevaban la iniciativa, los cartagineses fueron más osados, los cartagineses tenían en jaque a Roma por tierra. Lo que se dirimía en aquellas guerras era el futuro de Europa y una cultura a heredar que marcaría el continente para milenios. Los romanos eran muy superiores por mar, con rápidos barcos dado su gusto por la ingeniería de guerra. Y cuando pensaban tenerlo todo muy perdido surge la idea genial del ataque envolvente, se la juegan usando sus mejores armas y vencen.
Tras esto hubo otra guerra púnica, pero ya era el final. Cartago desaparece en la ira del vencedor cuya victoria le ha salido tan cara. Una pena, un viaje a Túnez, que podría cautivarme, sin poder pulsar cómo era aquella cultura no me motiva por nada. Y la península Ibérica pasó a ser las provincias Hispanas del Imperio Romano. Empezando por la fundación estrella del imperio caído, su niña bonita, la base de operaciones.
Para que luego me vengan hablando de memoria histórica, que diría su último hijo predilecto.
Este fin de semana conoceré Cartagena. No hay tampoco restos cartagineses allí, pero tengo otras motivaciones.
Un solo dibujo de apenas 10x10 cm de tamaño fue la primera noticia que tuve de las guerras púnicas en mi vida. Un dibujo realmente bien ideado que resume muy bien el asunto: Dos imperios todopoderosos en la época. Los cartagineses llevaban la iniciativa, los cartagineses fueron más osados, los cartagineses tenían en jaque a Roma por tierra. Lo que se dirimía en aquellas guerras era el futuro de Europa y una cultura a heredar que marcaría el continente para milenios. Los romanos eran muy superiores por mar, con rápidos barcos dado su gusto por la ingeniería de guerra. Y cuando pensaban tenerlo todo muy perdido surge la idea genial del ataque envolvente, se la juegan usando sus mejores armas y vencen.
Tras esto hubo otra guerra púnica, pero ya era el final. Cartago desaparece en la ira del vencedor cuya victoria le ha salido tan cara. Una pena, un viaje a Túnez, que podría cautivarme, sin poder pulsar cómo era aquella cultura no me motiva por nada. Y la península Ibérica pasó a ser las provincias Hispanas del Imperio Romano. Empezando por la fundación estrella del imperio caído, su niña bonita, la base de operaciones.
Para que luego me vengan hablando de memoria histórica, que diría su último hijo predilecto.
Este fin de semana conoceré Cartagena. No hay tampoco restos cartagineses allí, pero tengo otras motivaciones.